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martes, 16 de junio de 2015

POSEIDÓN

Dios que reina sobre todas las aguas excepto los ríos, que tienen sus propias divinidades. Se representa armado con el tridente, que es el arma por excelencia de los pescadores de atún, y montado en un carro arrastrado por animales monstruosos, mitad caballos mitad serpientes. Este carro se halla rodeado de peces, delfines, animales marinos de toda clase, de nereidas, y genios diversos.
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ARACNE

Había una hermosa joven llamada Aracne. Era muy habilidosa en el arte de entretejer la lana, y por ese talento era reconocida. 
Las Ninfas bajaban para admirar sus trabajos y quedaban embelezadas por sus magníficos bordados.
Una ocasión le preguntaron si la diosa Atenea le había enseñado a trabajar la lana, pero Aracne se defendió:-¡Nadie me ha enseñado el oficio! Si Atenea quiere venir a competir conmigo, que venga! 
Atenea la escuchó. Entonces se disfrazó de anciana para acercarse sin despertar sospechas y le dijo suavemente: -Acepta los consejos de esta anciana. Tú puedes alcanzar la gloria con tu oficio pero jamás podrás alcanzar a una diosa inmortal, como Atenea. 
Aracne se enfurenció aún más:- ¡Que venga y teja! ¡Ya veremos quién gana!
Entonces, Atenea se quitó el disfraz de anciana, se sentó a su lado y comenzó a tejer. Durante horas y sin descanso se dedicaron a trazar y hermosos bordados. 
Atenea hizo un magnífico trabajo, pero nada pudo decir del bordado maravilloso de Aracne. 
La diosa, despechada destrozó en mil pedazos el trabajo de su competidora y ésta al no poder soportar esa humillación, intentó ahorcarse. 
Atenea se compadeció de la joven y la salvó de la muerte pero luego le dijo: -¡Eres una desgraciada! ¡No vas a morir, pero a partir de ahora, tu vida penderá siempre de un hilo! 
Aracne, fue convertida en araña y desde entonces no cesa de tejer colgada de un hilo.

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Atenea

En la mitología griega Atenea es hija de Zeus, nació ya adulta, de su frente, cuando Hefesto abrió le abrió la cabeza con un hacha para curarlo de los dolores que le atormentaban.
Atenea es la diosa de la sabiduría, de las artes y de la artesanía. Representa la inteligencia creadora. Es patrona de los ceramistas, de los tejedores, constructores y otros artesanos. 
Es una diosa guerrera, pero carece del carácter violento e irreflexivo de Ares, sino que se sirve de la valentía prudente, como se aprecia en la Ilíada. También personifica la inteligencia (clara herencia de la figura de su madre) y la sabiduría.
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martes, 9 de junio de 2015

perseo

Perseo era hijo de Zeus y de la mortal Da­nae. Fue uno de los heroicos semidioses de la mitología griega junto a Heracles y Teseo, llevando a cabo numerosas tareas sobrenaturales.
Acrisio, rey de Argos y padre de Dánae, la había encerrado en una torre de bronce para evitar que ella concibiese un hijo, ya que un oráculo le había asegurado que su nieto lo mataría. Zeus, que deseaba a Dánae, rechazó dejar este castigo así. Visitó a Dánae en forma de lluvia de oro, de la cual nació Perseo. Acrisio, sorprendido, encerró a la madre y al hijo en una caja y los arrojó al mar, pero gracias a la protección de Zeus, la caja llegó a salvo a la isla de Sérifos, donde Dánae y su hijo fueron acogidos por el rey Dictis, hermano del rey Polidectes de Sérifos. Perseo creció junto a su madre y el rey, pero Polidectes se enamoró de Dánae y decidido librarse del muchacho, que ya cuidaba de su ma­dre. Por ese motivo le encargó que le traje­se la cabeza de Medusa, algo imposible dada la apariencia del monstruo, que convertía en piedra al que osase mirarla.
Afortunadamente, Perseo contó con la ayuda de Atenea, que estaba enemistada con Medusa a causa de la relaciones que tenía con Poseidón -que quizá la había violado- en un santuario dedicado a Atenea. La diosa le dio a Perseo un espejo de bronce tan bruñido que reflejaba todo lo que veía y le dijo lo que tenía que hacer. Primero debería visitar a las gorgonas, tres hermanas que vivían en el norte de África -dos según algunas versiones- y que eran brujas que compartían un solo ojo. Perseo les robó el ojo y les obligó a mostrarle el camino para llegar a Medusa, lo cual aceptaron a cambio del ojo, que finalmente arrojó al agua para que no pudiesen advertir a nadie de sus intenciones. Unas ninfas le dieron a Perseo un casco que lo hacía invisible, un par de sandalias aladas y un saco en el que meter la cabeza de Medusa cuando la hubiera atrapado. Hermes le entregó un sable mágico.
Con la ayuda de todos los regalos, Perseo voló hasta el hogar de las otras gorgonas junto al Océano. Las tres hermanas se habían dormido y Perseo pasó delante de ellas con cuidado, sin perder de vista a Medusa sirviéndose de su escudo como espejo para no tener que mirarla directamente y evitar de ese modo que lo convertiera en piedra. Así cortó la cabeza llena de serpientes del monstruo con el sable de Hermes y la puso en el saco. La sangre derramada por Medusa originó al monstruo Crisaor y al caballo alado Pegaso.
Según Ovidio, el primer encuentro que tuvo Perseo a su regreso fue con el titán Atlas, a quien se presentó como hijo de Zeus. Perseo no fue bien recibido porque un oráculo le había dicho a Atlas que un hijo de Zeus le robaría las manzanas del jardín de las Hespérides. Cuando el gigante adoptó una postura amenazante, el héroe le mostró la cabeza de Medusa y lo convirtió en piedra, pasando a ser así la cadena montañosa que conocemos con ese nombre. Perseo continuó su viaje hacia el oeste, a través de África, y llegó a Etiopía, donde vio a una bella mu­chacha encadenada a una roca junto al mar. Era Andrómeda, la hija del rey Cefeo, que estaba a punto de ser sacrificada a un monstruo marino como acto conciliador por las arrogantes palabras de su madre Casiopea. Perseo vio aparecer al terrible monstruo de las profundidades del mar para devorar a Andró­meda y les dijo a sus desesperados padres que la salvaría si prometían convertirla en su esposa. Cefeo y Casiopea aceptaron de inmediato e incluso le ofrecieron el reino como dote. Como si de un ave se tratase, Perseo se abalanzó sobre la bestia y le clavó su sable. Sus sandalias aladas le permitieron huir inmediatamente del ataque del monstruo, que murió poco después de ser atravesado.
La boda de Perseo y Andrómeda no fue tan feliz como ellos querían. Cefeo ya había prometido a Andrómeda a su hermano Fineo, que no se conformó con las explicaciones del rey. Con un gran número de seguidores, Fineo apareció en la celebración, convirtiéndola en un baño de sangre en el que hubo numerosas víctimas y Perseo tuvo que utilizar la cabeza de Medusa, su arma más mortífera. De esta manera quedaron convertidos en piedra Fineo y todos sus seguidores.
Años después, cuando Andrómeda le había dado un hijo a Perseo, la pareja viajó a Sérifos, llegando a tiempo de rescatar a su madre y a Dictis de las manos de Polidectes cuando se habían refugiado en un santuario. Polidectes no quiso creer que Perseo hubiese regresado con la cabeza de Medusa y trató al héroe con desprecio. Perseo le mostró la cabeza de la criatura y Polidectes se convirtió en fría piedra.
Perseo convirtió a Dictis en rey de Sérifos y prosiguió su viaje hasta Argos, que era el reino de su abuelo. Acriso, recordando la predicción en el sentido de que moriría a manos de su nieto, temió que su final estaba cerca y huyó a Tesalea, aunque no pudo escapar a su destino. Perseo lo persiguió hasta allí y ambos se encontraron compitiendo en los juegos locales en honor del rey. Durante una de las pruebas, un disco lanzado por Perseo cayó sobre la cabeza de Acriso y le mató.
De vuelta en Argos, Perseo convirtió en piedra al usurpador Preto y ascendió al trono del lugar -muchos piensan que se trataba de la ciudad-estado de Tirins-. Como quiera que fuere, allí se quedó a vivir felizmente con Andrómeda, que le dio otros cinco hijos y una hija.
Después de su muerte, la que había sido su gran protectora, Atenea, lo subió a los cielos y lo convirtió en una constelación. Ese mismo honor lo recibieron Andrómeda y sus padres. Antes de hacer esto, Atenea había tomado la cabeza de Medusa y la había puesto en su escudo o aegis con el que cubría sus hombros

miércoles, 25 de marzo de 2015

OPINIÓN SOBRE JASÓN Y LOS ARGONAUTAS

Me parece un mito con mucha acción. Trata de un joven muchacho llamado Jasón, el cual era heredero del trono de Yolco, pero su tío, que era el rey en ese momento, le dijo que solo recuperaría el trono si le traía el vellocino de oro, el cual estaba en la otra punta del mundo custodiado por un dragón. Al final consigue el vellocino y recupera el trono, pero acaba muriendo golpeado por un mástil.
Me ha gustado bastante, aunque el final es un poco trágico y tonto.

PÍRAMO Y TISBE

Píramo y Tisbe habían crecido juntos en la ciudad de Babilonia, en Mesopotamia, viviendo toda su vida en casas adyacentes. Su amor era conocido desde siempre por sus padres, que no les permitían casarse ni tener contacto. No obstante, un hueco en la pared les permitía comunicarse. Una noche decidieron salir y encontrarse a escondidas junto a una morera, a las afueras de la ciudad. Tisbe fue la primera en salir, cubierta con un velo para pasar desapercibida. Pero mientras esperaba junto a la morera la llegada de Píramo, una leona sedienta se acercó con el hocico aún cubierto de sangre, después de haber devorado a un buey, para beber en un manantial cercano. La joven huyó aterrada hasta una cueva cercana, pero perdió el velo. La leona se acercó y olió el velo, manchándolo con la sangre del buey. Poco después llegó Píramo y, descubriendo las huellas de la leona junto al velo ensangrentado, creyó que la sangre era de Tisbe que había sido devorada y se clavó su propia espada junto a la morera, inundando el suelo y las raíces con su sangre y haciendo que los frutos blancos se volviesen rojos desde entonces. Poco después apareció Tisbe y, al encontrar el cuerpo de su amado junto al velo, supo de inmediato lo que había ocurrido. Descorazonada, se clavó la espada de Píramo mientras pedía descansar eternamente junto a su amado y que el fruto se volviese negro en su memoria. Los dioses escucharon su último deseo y se lo concedieron. Los padres de Píramo y Tisbe quemaron sus restos en la misma urna.

VENUS Y ADONIS

Tías, rey de Siria, tenía una hija, Mirra, de cuya belleza estaba tan orgulloso que solía decir que ni la propia diosa de la belleza era tan hermosa como ella. La diosa del amor y la belleza, Afrodita/Venus, en venganza, impulsó a Mirra a desear en incesto a su propio padre, lo que logró, inconsciente de sus actos, llevó a cabo con la ayuda de su nodriza Hipólita, durante doce noches.
Al fin, cuando su padre se dio cuenta de quién era su amante, la persiguió para matarla, armado con un cuchillo. Mirra, ante el inminente peligro, imploró la protección de los dioses, que, para protegerla, la convirtieron en el árbol que, por ella, se llama "mirra".A los nueve meses, un jabalí hendió sus colmillos en el árbol de la mirra y de él surgió un bellísimo niño, Adonis.Venus, enternecida por el niño, lo recogió y se lo entregó a Perséfone, diosa de los infiernos, para que lo criara. Cuando Adonis creció, quiso Venus recuperarlo para ella, pero Prosérpina no lo consentía, por lo que tuvo que intervenir Zeus. Su decisión fue que Adonis viviese un tercio del año con cada una de ellas y que el resto lo pasara donde él quisiera. Adonis vivía junto a Venus siempre que le era posible. Adonis, muy aficionado a la caza, murió pronto a causa de la herida de un jabalí, impulsado por los celos de Ares/Marte, dios de la guerra, y amante de Venus. Al oír la diosa el grito de muerte de Adonis, salió corriendo a protegerlo. Por el camino, las lágrimas de sus ojos se iban convirtiendo en rosas, que iban siendo teñidas del rojo de la sangre que salía de las heridas que le producían las espinas de los rosales.Cuando la diosa llegó junto a Adonis, éste ya estaba agonizando. De cada una de sus gotas de sangre, junto a las lágrimas de Venus convertidas en rosas, surgía una anémona.